Las revoluciones del giroscopio mantienen su eje apuntando en una dirección. Mientras más rápido es su girar, con más fuerza apunta. El giroscopio es una metáfora de la reflexión. Dar vueltas a un tema nos da rumbo sólido. Cuando tenga una columna, se llamará así: giroscopio

¿Cuánto más tendrán que esperar? #GuarderiaABC

domingo, 11 de diciembre de 2011

Redes sociales en campaña

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Publicado en Mural el domingo 11 de diciembre, primera sección, página 10.

Trate de imaginar el fastidio al que nos someterá la "clase política" durante el primer semestre del próximo año. Ahí le van los números. En ese arco de tiempo, los mexicanos seremos bombardeados por 39.2 millones de spots políticos en radio y televisión. Como punto de comparación, en las elecciones presidenciales del 2006 fueron "sólo" 810 mil. Sume a eso las toneladas de basura que pegarán en los postes, paradas de camión, espectaculares, las bardas pintadas, los volantes, etc. El objetivo que se proponen los partidos es que, no importando dónde esté, a dónde volteé, o qué hora sea, usted sea bombardeado con la imagen con sonrisa de plástico y pasada por photoshop de sus candidatos, que vea y oiga slogans de campaña tan inteligentes y llenos de contenido como "Con todo" o "Sí o no, pero ya". Esos millones y millones de mensajes estarán dirigidos a su subconsciente, que no a su inteligencia, para que el día de las elecciones un impulso, que no un razonamiento, le lleve a votar por alguno de ellos.

Ahora compare el lavado cerebral que pretenden hacernos los partidos y sus candidatos mediante su tsunami de spots y basura electoral con una conversación inteligente en la plaza pública, un diálogo entre muchas personas -de formación y origen muy diverso- sobre nuestros problemas comunes y sus posibles soluciones, y sobre mil cosas más. En el diálogo hay de todo, propuestas con buen sustento teórico, otras que se hacen desde la experiencia empírica; se comparten opiniones e historias de primera mano sobre los candidatos y los partidos, y hasta se hacen chanzas sobre ellos. Todos pueden oír la conversación, pero a diferencia de los spots, aquí todos pueden hablar. Nadie dirige la conversación, se pasa de un tema a otro según el interés de los que intervienen.

La conversación que le describo es posible y de hecho ya se da en Twitter. Ahí se ha debatido la Reforma Política y la Ley de Estancias Infantiles, por ejemplo. También se consiguió en Twitter la masa crítica que forzó a los políticos a que se elimine un impuesto a la conexión a Internet y que hizo que el Senado se negase a ratificar un tratado internacional que, en nombre de la propiedad intelectual, pretendía criminalizar a los internautas. Y todavía más, en Twitter se ha organizado la gente para protestar contra el auditor corrupto y los diputados que lo protegen, o para pintar las ciclovías que los Gobiernos municipales prometen y no construyen. Twitter ha probado sobradamente su capacidad de amplificar un tema y colocarlo en la opinión pública, puenteando los medios masivos de comunicación, y para organizar a la gente con el fin que sea de modo plenamente horizontal, al margen de jerarquías políticas o económicas.

En mayo de este año que se acaba, José Merino y Ana Francisca Vega publicaron el libro "Ciudadanos.mx, Twitter y el Cambio Político en México". Entre los factores de éxito que los autores ven en los movimientos civiles que han usado la red social está el aprovechar una coyuntura para masificar la discusión del tema en cuestión y llevarlo a la calle. Las elecciones que vienen serán la coyuntura por antonomasia. Todos los temas en los que la mayoría hemos perdido frente a los que prefieren que todo siga igual, podrán reaflorar con inusitada fuerza. Por poner algunos ejemplos, la eliminación de monopolios, los puntos de la reforma política que se desecharon; o, en lo local, la corrupción en el Congreso, el cambio de paradigma en la movilidad urbana. Twitter ya es un espacio deliberativo de la ciudadanía en México. No me extrañaría nada que con motivo de las elecciones se den acampadas organizadas en las redes sociales como las que hubo en España.

Las redes sociales son más que apetitosas para los partidos y sus candidatos. Pero en ellas parecen peces fuera del agua. Ahí son uno más, no el aspirante a tlatoani que dicta en vez de hablar. Además, la descentralización radical de la red social impide el control sobre lo que en ella se dice de ellos. Se puede "chayotear" a la tele, la radio o a los diarios, pero no a la totalidad de la gente conversando en este nuevo ágora que nos han regalado en el siglo 21.

Si la "clase política" entrara de lleno al debate real que ya se da, a la discusión de los problemas y sus soluciones con la gente, tendríamos una democracia mucho más radical, entendida etimológicamente, nutrida de la raíz. Que en cambio vaya a gastar millones y millones del erario público en intentos de lavado cerebral indica que se está quedando enana a lado de la ciudadanía pensante y participativa que emerge en este País.


Carlos López Zaragoza es doctor en filosofía, académico e integrante de Ciudad para Todos

www.twitter.com/CarlosLZ

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