Los clásicos decían que lo que mueve al hombre a actuar —la felicidad— se encuentra en el poder, la fama, o la riqueza. Un profesor del que le he aprendido mucho, y que admiro, decía que obcecarse con alguna de esas fuerzas del espíritu puede destruir a cualquiera. La moderación se exige hasta en la búsqueda de la felicidad. Por esto, decía mi profesor, la profesión perfecta es la cátedra, pues da un poco de poder, un poco de fama y un poco de riqueza.
Ser profesor universitario es una especie de premio. Horario flexible. Libros. Viajes. Abundantes vacaciones. Seguridad. Orden... Y por encima de todo, convivencia diaria con jóvenes.
Los que hablan mal de mi profesión no tienen ni idea o tienen envidia.
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Ahora en mi nueva faceta de vida, como colega suyo, me doy cuenta de mucho de lo que escribe. Y tomando las palabras de su maestro considero problemático el ser profesor por la búsqueda de ese poder, esa fama y ese poco dinero. Que sean el fin y no el medio por qué dedicarse a esta profesión
ResponderEliminarSiempre hay como muchos mitos alrededor de la profesion de Maestro, como el clasico mote de "pobresor" jaja, y me encanta el medio de la docencia, espero algun dia ser un buen Maestro.
ResponderEliminarObservo con mucho detenimiento a todos los Maestros, en realidad no considero que halla un Maestro malo, todos tienen sus puntos a favor, usted junto con tal vez el Profesor Eduardo Quintana me parecen de los mejores, aspiro a ser igual de preparado que ustedes.