sábado, 30 de enero de 2010
Internet en peligro. Publicado en Mural el 30-I-2010
(Si tienes claves de acceso a los diarios de Grupo Reforma, por favor le mi artículo en este link: http://www.mural.com/editoriales/nacional/519/1037209/ Así la editora verá que atraigo muchos hits a la página del periódico y me seguirá invitando a participar. Gracias.)
Durante 1992 se negociaron con Estados Unidos y Canadá los términos en que se firmaría el Tratado de Libre Comercio (TLC). Las noticias de ese entonces estuvieron marcadas por el tema: se sabía de los nombres de los negociadores de cada país, quién era el jefe de cada delegación, las universidades en que estudió cada uno de ellos.
También se sabía la agenda a tratar, los temas que cada día se abordaban, las posturas de cada país sobre cada tema, los puntos de acuerdo y desacuerdo. Una vez acordados los términos del tratado, también se supo que México estaba pagando una enorme cantidad de dinero en lobbying para que se aprobara el Tratado en las Cámaras de Estados Unidos.
Compare usted el volumen de información que fluía entonces con el que ahora nos llega sobre el tratado ACTA (Anti-Counterfeiting Trade Agreement / Acuerdo Comercial Antifalsificación) cuyo capítulo séptimo se discutió de miércoles a viernes de esta semana en esta ciudad de Guadalajara.
No hablamos de un tratado menor, pues el objetivo del mismo es garantizar los derechos de autor y propiedad intelectual y eso lo están negociando Australia, Canadá, la Unión Europea, Japón, Korea, México, Marruecos, Singapur, Suiza y los Estados Unidos. El hotel Fiesta Americana Grand recibió esta semana aproximadamente a 60 delegados de esos países.
Si usted no conoce nada sobre ACTA es porque así lo han querido los Gobiernos involucrados, pese a que dicho tratado tendría efectos sobre mil millones de usuarios, aproximadamente. Todas las rondas de negociación se han manejado a puerta cerrada, incluso con secrecía, y las celebradas en Guadalajara no han sido la excepción.
A pesar de los cuidados que han tenido los negociadores, algunos documentos se han filtrado. Por eso se sabe que el apartado cuarto del tratado es sobre la piratería en Internet y de los términos en que piensan combatirla.
Resulta que el criminal a perseguir será el usuario. Usted, yo y todo el que se conecte a Internet será monitoreado para controlar qué páginas visita, qué información envía y recibe. Como esto no es posible desde un lugar único controlado por el Gobierno, el ACTA pretende obligar a los países involucrados a imponer las labores de monitorio a los usuarios a las empresas proveedoras de Internet (ISP por sus siglas en inglés).
Es decir, su actividad diaria en Internet será observada por la empresa que le provee el servicio, mediante algún programa que estará buscando los momentos en los que usted envíe o descargue contenidos protegidos con copyright.
Los ISPs tendrán obligación de informar a la Policía sobre ese tipo de actividad ilícita y de proporcionar las pruebas para que se pueda actuar legalmente en su contra. Incluso se sabe que parte del castigo es la prohibición de contratar una conexión a Internet con cualquier empresa durante un periodo de tiempo.
Es evidente que ACTA pretende proteger el copyright, que tantos beneficios da a los intermediarios que hay entre creadores y consumidores (sobre todo disqueras), cometiendo una de las más grandes blasfemias de nuestro tiempo, regulando Internet. De ahí el secreto, la falta de trasparencia. Si se supiera clara y abiertamente que se pretende hacer eso, se daría una revolución.
El jueves pasado algunos internautas se presentaron en el hotel donde se hacían las negociaciones para exigir que se dé conocer a ciencia cierta qué pasa. Por supuesto, los sacaron ipso facto, pero nada impidió que en la calle mostraran unas pancartas con la leyenda www.openacta.org y una laptop encadenada simbolizando lo que se está tramando en esas sesiones.
Internet no se debe regular por ningún motivo. Una vez puestos los instrumentos de monitoreo pueden usarse para cualquier fin, por ejemplo el control político o informativo. Hoy en día nada puede ayudar más a la democracia y a la expansión de las libertades que Internet. Los ejemplos sobran.
ACTA pretende hacer que el mundo contemporáneo, especialmente los jóvenes, se sometan a las viejas reglas sobre la propiedad intelectual como si nada hubiera cambiado, como si ahora la gente no fuera más solidaria y participativa que antes.
El camino no es por ahí. Lo que debería hacerse es legislar para que surjan nuevas formas de hacer negocio en las condiciones actuales: con contacto directo e intensivo entre la gente, sin intermediarios.
Carlos López Zaragoza es doctor en Filosofía y Académico
carloslopezzaragoza@gmail.com www.twitter.com/carloslz
martes, 26 de enero de 2010
Ser profesor
Los clásicos decían que lo que mueve al hombre a actuar —la felicidad— se encuentra en el poder, la fama, o la riqueza. Un profesor del que le he aprendido mucho, y que admiro, decía que obcecarse con alguna de esas fuerzas del espíritu puede destruir a cualquiera. La moderación se exige hasta en la búsqueda de la felicidad. Por esto, decía mi profesor, la profesión perfecta es la cátedra, pues da un poco de poder, un poco de fama y un poco de riqueza.
Ser profesor universitario es una especie de premio. Horario flexible. Libros. Viajes. Abundantes vacaciones. Seguridad. Orden... Y por encima de todo, convivencia diaria con jóvenes.
Los que hablan mal de mi profesión no tienen ni idea o tienen envidia.
Ser profesor universitario es una especie de premio. Horario flexible. Libros. Viajes. Abundantes vacaciones. Seguridad. Orden... Y por encima de todo, convivencia diaria con jóvenes.
Los que hablan mal de mi profesión no tienen ni idea o tienen envidia.
sábado, 23 de enero de 2010
La 'ley de Dios' y la democracia. Publicado en Mural 23-I-2010
Opinión Invitada
23 Ene. 10
Carlos López Zaragoza
Hace unos días, en medio de la discusión sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, el Cardenal Norberto Rivera dijo que "la ley suprema y perenne es la ley de Dios. Toda ley humana que se le contraponga será inmoral y perversa, pues al ir contra su voluntad terminará por llevar a la sociedad a la degradación moral y a su ruina".
La declaración de Rivera esconde la idea que la jerarquía católica tiene sobre su relación con el Estado. Evidentemente, la jerarquía se considera por encima del Estado. Trataré de explicitar en detalle de dónde viene esa idea y las implicaciones que tiene.
En el Nuevo Testamento, palabra de Dios para los jerarcas católicos y para tantos otros, aparecen varios textos que, con una interpretación apropiada, derivan en la supuesta superioridad de la Iglesia sobre el Estado y consecuentemente en la superioridad de "la ley de Dios" sobre las "leyes humanas". Estos textos son los siguientes: "Todo poder viene de Dios" (Rm. 13, 1); "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (Mt. 22, 15); "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Lo que atares en la tierra será atado en el cielo, y lo que de desatares en la tierra será desatado en el cielo" (Mt. 16, 19). A ellos hay que sumar que los cuatro Evangelios reportan que Jesús se declaró Rey ante Pilatos, y que según Juan, además añadió en ese momento: "No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de lo alto" (Io 19, 11).
La interpretación que la jerarquía católica ha hecho de estos textos no ha sido uniforme, aunque siempre se ha mantenido como principio general que "todo poder viene de Dios", porque el texto no deja lugar a interpretaciones. Esto implica que el poder del Estado también es divino, y evidentemente, pone un problema a la Iglesia.
¿Cómo relacionar el poder de las dos instituciones? El Papa Gelasio I (Siglo 5) trató de resolver la cuestión con su doctrina de las dos espadas. Según esta doctrina, Dios entrega dos espadas, la del poder temporal y la del poder espiritual. Para Gelasio y la curia romana de ese tiempo, las dos espadas son entregadas a la Iglesia y luego el Papa entrega la espada del poder temporal a los príncipes (léase: gobiernan mientras no hagan cosas que nos disgusten. Cuando las hagan, les reclamamos el poder que nos pertenece y administramos). Los gobernantes, a su vez, sostenían que recibían la espada del poder temporal directamente de Dios, sin mediación de la Iglesia (entiéndase, nuestro poder es divino también, pero independiente de la jerarquía). Las dos formas de interpretar tienen un concepto religioso del poder.
Durante siglos, la fe de los gobernantes permitía cierta administración del "poder temporal" (la expresión misma ya connota inferioridad respecto del poder espiritual-eterno) a la Iglesia. Menciono algunas formas en que esto se daba: A) Uno de los sacramentos era la unción (consagración derramando aceite en la cabeza) del Emperador. No se tenía plena legitimidad sin la unción papal.
Cuenta la leyenda que Napoleón, el último Emperador ungido por un Papa, arrebató la corona de las manos del pontífice para autoimponérsela y así simbolizar su libertad y autonomía.
B) Entre los símbolos heráldicos papales más destacados está la triple corona. Así como se oye, tres coronas encimadas una sobre otra. Se le ve en todos los escudos papales desde el Siglo 14 a la fecha. El último Sumo Pontífice que usó una triple corona física y real fue Paulo VI en su ceremonia de coronación (1963). La cuestión está en lo que representan cada una de las coronas: la primera, soberanía sobre los Estados Pontificios, la segunda superioridad del poder espiritual sobre el civil, y la tercera la autoridad del Papa sobre todos los príncipes cristianos. Durante siglos este ha sido el significado de la triple corona, aunque recientemente se ha dicho que representan los poderes de orden sagrado, jurisdicción y magisterio que tiene el Sumo Pontífice.
C) Desde 1925, el año litúrgico es culminado con la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo.
Es más que evidente que en la teoría política del Cardenal Rivera y de la jerarquía en general no hay cabida para la democracia. Ni dentro de la Iglesia ni en el Estado. Primero deberían poner entre paréntesis aquel texto que dice que "Todo poder viene de Dios", y abrazar el principio democrático más básico y fundamental: el poder reside en la gente, viene de ella, y se presta al gobernante.
Gran problema. Hace mucho que tenemos bien claro que la democracia es la mejor, o la menos mala, de las formas de organizarnos.
www.twitter.com/carloslz Carlos López Zaragoza es Doctor en Filosofía y académico.
23 Ene. 10
Carlos López Zaragoza
Hace unos días, en medio de la discusión sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, el Cardenal Norberto Rivera dijo que "la ley suprema y perenne es la ley de Dios. Toda ley humana que se le contraponga será inmoral y perversa, pues al ir contra su voluntad terminará por llevar a la sociedad a la degradación moral y a su ruina".
La declaración de Rivera esconde la idea que la jerarquía católica tiene sobre su relación con el Estado. Evidentemente, la jerarquía se considera por encima del Estado. Trataré de explicitar en detalle de dónde viene esa idea y las implicaciones que tiene.
En el Nuevo Testamento, palabra de Dios para los jerarcas católicos y para tantos otros, aparecen varios textos que, con una interpretación apropiada, derivan en la supuesta superioridad de la Iglesia sobre el Estado y consecuentemente en la superioridad de "la ley de Dios" sobre las "leyes humanas". Estos textos son los siguientes: "Todo poder viene de Dios" (Rm. 13, 1); "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (Mt. 22, 15); "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Lo que atares en la tierra será atado en el cielo, y lo que de desatares en la tierra será desatado en el cielo" (Mt. 16, 19). A ellos hay que sumar que los cuatro Evangelios reportan que Jesús se declaró Rey ante Pilatos, y que según Juan, además añadió en ese momento: "No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de lo alto" (Io 19, 11).
La interpretación que la jerarquía católica ha hecho de estos textos no ha sido uniforme, aunque siempre se ha mantenido como principio general que "todo poder viene de Dios", porque el texto no deja lugar a interpretaciones. Esto implica que el poder del Estado también es divino, y evidentemente, pone un problema a la Iglesia.
¿Cómo relacionar el poder de las dos instituciones? El Papa Gelasio I (Siglo 5) trató de resolver la cuestión con su doctrina de las dos espadas. Según esta doctrina, Dios entrega dos espadas, la del poder temporal y la del poder espiritual. Para Gelasio y la curia romana de ese tiempo, las dos espadas son entregadas a la Iglesia y luego el Papa entrega la espada del poder temporal a los príncipes (léase: gobiernan mientras no hagan cosas que nos disgusten. Cuando las hagan, les reclamamos el poder que nos pertenece y administramos). Los gobernantes, a su vez, sostenían que recibían la espada del poder temporal directamente de Dios, sin mediación de la Iglesia (entiéndase, nuestro poder es divino también, pero independiente de la jerarquía). Las dos formas de interpretar tienen un concepto religioso del poder.
Durante siglos, la fe de los gobernantes permitía cierta administración del "poder temporal" (la expresión misma ya connota inferioridad respecto del poder espiritual-eterno) a la Iglesia. Menciono algunas formas en que esto se daba: A) Uno de los sacramentos era la unción (consagración derramando aceite en la cabeza) del Emperador. No se tenía plena legitimidad sin la unción papal.
Cuenta la leyenda que Napoleón, el último Emperador ungido por un Papa, arrebató la corona de las manos del pontífice para autoimponérsela y así simbolizar su libertad y autonomía.
B) Entre los símbolos heráldicos papales más destacados está la triple corona. Así como se oye, tres coronas encimadas una sobre otra. Se le ve en todos los escudos papales desde el Siglo 14 a la fecha. El último Sumo Pontífice que usó una triple corona física y real fue Paulo VI en su ceremonia de coronación (1963). La cuestión está en lo que representan cada una de las coronas: la primera, soberanía sobre los Estados Pontificios, la segunda superioridad del poder espiritual sobre el civil, y la tercera la autoridad del Papa sobre todos los príncipes cristianos. Durante siglos este ha sido el significado de la triple corona, aunque recientemente se ha dicho que representan los poderes de orden sagrado, jurisdicción y magisterio que tiene el Sumo Pontífice.
C) Desde 1925, el año litúrgico es culminado con la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo.
Es más que evidente que en la teoría política del Cardenal Rivera y de la jerarquía en general no hay cabida para la democracia. Ni dentro de la Iglesia ni en el Estado. Primero deberían poner entre paréntesis aquel texto que dice que "Todo poder viene de Dios", y abrazar el principio democrático más básico y fundamental: el poder reside en la gente, viene de ella, y se presta al gobernante.
Gran problema. Hace mucho que tenemos bien claro que la democracia es la mejor, o la menos mala, de las formas de organizarnos.
www.twitter.com/carloslz Carlos López Zaragoza es Doctor en Filosofía y académico.
jueves, 21 de enero de 2010
La palabra "ovación"
Me gustan la etimologías.
Hace tiempo encontré una página chilena que es una mina de oro en construcción. En ella van agregando poco a poco nuevas palabras. Las más interesantes, al menos para mí, son las que tienen etimología discutida. En la página que les menciono cualquier hispanoparlante puede registrarse y participar en la discusión de las palabras bastardas sin origen claro.
Pues en una de esas, que me me topo con la discusión en torno al origen de la palabra "ovación".
Cito de la página de Internet http://etimologias.dechile.net/?ovacio.n
«Ovación
“Ovación” viene del latín “ovis”, o sea “oveja”, pues es lo que se sacrificaba a la vuelta de un general que “tan solo” había matado a menos de 5.000 soldados enemigos. Si eran más de 5.000 había sido un “triunfo”.
Fuente: Historia de Roma – Indro Montanelli (Fucecchio, 1909-Milano, 2001)
-Gracias: Paula de Sevilla
Esta descripción es un tanto no convincente porque ovis es el positivo de ovino, oveja deriva de ovícula, diminutivo de ovis. Es improbable que “ovi” pueda declinarse a “ova”. Sin doble sentido puede decirse que ovación (por lo menos en una de sus acepciones) pueda derivar de ovar (poner un huevo —ovum—, hoy se dice “desovar”); también hoy se escucha ovacionar y que da a entender hacer vítores, aclamar, hacerle ruido a alguien; hacerse un ovillo es ponerse en posición fetal (los humanos), pero no hay manera de relacionarlo con ovejas, las víctimas o los sacrificios.
-Gracias: Maximiliano Mena Pérez
La mayoría de los diccionarios etimológicos le dan la razón a don Maximiliano. Dicen que Ovación viene de ovatio (triunfo) y esta de ovare (hacer entrada triunfal y gritar de alegría). Ovare podría venir del griego euazein (gritar de alegría).»
***
Por algún extraño motivo me sentí con conocimientos suficientes para participar en la discusión que tan sabias personas sostenían y me registré en la página para enriquecer el discurso. He aquí lo que envié:
***
"Las etimologías propuestas por doña Paula de Sevilla y por don Maximiliano Mena Pérez no están en contraposición. Para demostrarlo recurriré a algunos giros que "ovare" y sus derivados tomaron en mi país. “Huevón”, en México significa "holgazán", no "tonto" como en otros países de América Latina. “Echar la hueva” (ovar o desovar) es sinónimo de holgazanear y es lo propio del huevón.
Con esto queda claro que mi hipótesis ha sido demostrada.
El primer significado atribuye la ovación al general que mató SÓLO 5000 soldados enemigos, es decir, al general que holgazaneó (o echo la hueva) y no logró la excelencia en su tarea. Por esto, al regresar a Roma de la campaña militar, la gente le gritaba a su paso: “ovatio!, ovatio!” (¡huevón!, ¡huevón!) reclamándole su poco empeño en la guerra. Como era multitud la gente que hacia esto, con el tiempo el fenómeno llegó a confundirse y asimilarse con el famoso triunfo romano, que en realidad es todo lo contrario: los honores a un general empeñoso en vez del vituperio de uno huevón.
El uso que se da en Chile a la palabra “huevón” (tonto o, individuo en general) impide a doña Paula y a don Maximiliano ver la continuidad que hay entre los dos significados.
Ofrezco una segunda prueba a mi teoría. En México existe un diario deportivo llamado “ovaciones”. Da la casualidad que se trata de un diario leído en su mayoría por personas desempleadas. Así el nombre del diario hace referencia al mismo tiempo al rugir del estadio (al que se relaciona con el triunfo romano, y este, como ya se ha demostrado, se confundió con la ovación-vituperación), y a los ratos de solaz esparcimiento en los que sus lectores no hacen nada productivo.
Hasta aquí mi contribución a la búsqueda del origen de las palabras de nuestra lengua. Escrito en la mañana de un domingo de enero, mientras ovacionaba a gusto.
***
No entiendo por qué no me publicaron mi contribución.
Hace tiempo encontré una página chilena que es una mina de oro en construcción. En ella van agregando poco a poco nuevas palabras. Las más interesantes, al menos para mí, son las que tienen etimología discutida. En la página que les menciono cualquier hispanoparlante puede registrarse y participar en la discusión de las palabras bastardas sin origen claro.
Pues en una de esas, que me me topo con la discusión en torno al origen de la palabra "ovación".
Cito de la página de Internet http://etimologias.dechile.net/?ovacio.n
«Ovación
“Ovación” viene del latín “ovis”, o sea “oveja”, pues es lo que se sacrificaba a la vuelta de un general que “tan solo” había matado a menos de 5.000 soldados enemigos. Si eran más de 5.000 había sido un “triunfo”.
Fuente: Historia de Roma – Indro Montanelli (Fucecchio, 1909-Milano, 2001)
-Gracias: Paula de Sevilla
Esta descripción es un tanto no convincente porque ovis es el positivo de ovino, oveja deriva de ovícula, diminutivo de ovis. Es improbable que “ovi” pueda declinarse a “ova”. Sin doble sentido puede decirse que ovación (por lo menos en una de sus acepciones) pueda derivar de ovar (poner un huevo —ovum—, hoy se dice “desovar”); también hoy se escucha ovacionar y que da a entender hacer vítores, aclamar, hacerle ruido a alguien; hacerse un ovillo es ponerse en posición fetal (los humanos), pero no hay manera de relacionarlo con ovejas, las víctimas o los sacrificios.
-Gracias: Maximiliano Mena Pérez
La mayoría de los diccionarios etimológicos le dan la razón a don Maximiliano. Dicen que Ovación viene de ovatio (triunfo) y esta de ovare (hacer entrada triunfal y gritar de alegría). Ovare podría venir del griego euazein (gritar de alegría).»
***
Por algún extraño motivo me sentí con conocimientos suficientes para participar en la discusión que tan sabias personas sostenían y me registré en la página para enriquecer el discurso. He aquí lo que envié:
***
"Las etimologías propuestas por doña Paula de Sevilla y por don Maximiliano Mena Pérez no están en contraposición. Para demostrarlo recurriré a algunos giros que "ovare" y sus derivados tomaron en mi país. “Huevón”, en México significa "holgazán", no "tonto" como en otros países de América Latina. “Echar la hueva” (ovar o desovar) es sinónimo de holgazanear y es lo propio del huevón.
Con esto queda claro que mi hipótesis ha sido demostrada.
El primer significado atribuye la ovación al general que mató SÓLO 5000 soldados enemigos, es decir, al general que holgazaneó (o echo la hueva) y no logró la excelencia en su tarea. Por esto, al regresar a Roma de la campaña militar, la gente le gritaba a su paso: “ovatio!, ovatio!” (¡huevón!, ¡huevón!) reclamándole su poco empeño en la guerra. Como era multitud la gente que hacia esto, con el tiempo el fenómeno llegó a confundirse y asimilarse con el famoso triunfo romano, que en realidad es todo lo contrario: los honores a un general empeñoso en vez del vituperio de uno huevón.
El uso que se da en Chile a la palabra “huevón” (tonto o, individuo en general) impide a doña Paula y a don Maximiliano ver la continuidad que hay entre los dos significados.
Ofrezco una segunda prueba a mi teoría. En México existe un diario deportivo llamado “ovaciones”. Da la casualidad que se trata de un diario leído en su mayoría por personas desempleadas. Así el nombre del diario hace referencia al mismo tiempo al rugir del estadio (al que se relaciona con el triunfo romano, y este, como ya se ha demostrado, se confundió con la ovación-vituperación), y a los ratos de solaz esparcimiento en los que sus lectores no hacen nada productivo.
Hasta aquí mi contribución a la búsqueda del origen de las palabras de nuestra lengua. Escrito en la mañana de un domingo de enero, mientras ovacionaba a gusto.
***
No entiendo por qué no me publicaron mi contribución.
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